Wisteria y Whitford Allgood, acusados de hechicería por el Nuevo Orden deberán enfrentarse a una condena de muerte al cumplir los dieciocho. Como ellos, cientos de niños abarrotan las cárceles desde que el Único que es el Único dictó la ley contra la magia pero, ¿cómo han llegado Whit y Wisty a ser Condenados públicamente? ¿Realmente existe la magia? ¿Realmente pueden ellos dominarla?
Hace ya bastante tiempo que leí esta novelita juvenil de Patterson. Confieso que es la primera de este autor que leo y que hacía mucho que no me embarcaba en una historia dirigida a un público más cerca de lo infantil que de lo juvenil. Sin embargo, mi experiencia fue de lo más divertida. Los hermanos Allgood son unos personajes fantásticos, con esos diálogos irónicos con los que suelo disfrutar. Wisty es toda una buena pieza que siempre consigue enredar aún más las cosas con solo abrir la boca.
Y entonces… había dos guardias en la puerta.
Con esposas.
Y grilletes para las piernas.
-¿Para mí? -sonreí a aquellos dos cretinos-. No teníais por que haberos molestado.
A pesar de que el argumento tiene un buen arranque, con preguntas y descubrimientos por todas partes, la historia de Patterson (y Charbonnet) se va volviendo cada vez más caótica a medida que pasan las páginas. Los autores pierden solidez y profundidad en favor de un ritmo vertiginoso con el que acabaremos zampándonos la primera entrega de Witch & Wizard de una sentada. He echado en falta algo más de congruencia pero al mismo tiempo, el rumbo hacia el que gira la serie, ese argumento de “niños perdidos”, me encanta y me he quedado con las ganas del siguiente.
No dudo que muchos lo encontrarán insuficiente pero para mí es una recomendación para los más pequeños de la casa. Creo que es una aventura que les divertirá, llena de magia, con personajes traviesos y un ritmo que no les detendrá.
