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Sagot :

Tres eran los movimientos intelectuales que bullían con más fuerza cuando F. de Vitoria llega a la capital de Francia: el humanismo, el nominalismo y el tomismo. Por lo que se refiere al humanismo, entra en contacto muy pronto con el círculo de Erasmo de Rotterdam y se siente atraído por las ideas renovadoras del humanista holandés. No obstante, ya en su etapa parisina irá depurando su querencia hacia los humanistas, al par que consolidaba su formación tomística. La segunda de las corrientes intelectuales parisinas, que dejó un perdurable impacto en la personalidad de F. de Vitoria, fue el nominalismo. Vitoria renuncia al sistema nominalista, pero en su contacto con este movimiento y sus maestros supo aprovecharse de sus tendencias y de sus logros: el aprecio de las ciencias físicas, astronómicas y matemáticas; la orientación práctica de la teología con la preferencia por la teología moral; la extensión de la teología a los problemas políticos, sociales y económicos, que preocupaban en su tiempo; la defensa de las libertades y derechos de los pueblos, de las familias y de los individuos; una tendencia moderada hacia la democracia y la profundización en la filosofía del derecho, que llevará a Vitoria a los máximos hallazgos internacionalistas, abriéndole las puertas a la fundación del derecho internacional moderno o de las relaciones justas entre los estados. La tercera corriente intelectual de importancia en París era el tomismo con su visión de realismo moderado del cosmos. Fue el sistema de las preferencias de F. de Vitoria, al que incorporará los logros de las otras tendencias. Logró compenetrarse con el sistema y la doctrina tomista, y desarrolló una fecunda labor en la enseñanza. En Paris los dominicos desde finales del siglo XV tenían como texto teológico la Suma de Teología de Sto. Tomás de Aquino, abandonando la tradición de explicar la teología a partir de las Sentencias de Pedro Lombardo. Vitoria introducirá esta novedad en el colegio de S. Gregorio de Valladolid, sin apenas oposición, pues era un centro dominicano, y luego, con una oposición muy fuerte, en la universidad de Salamanca. F. de Vitoria estuvo en París 15 años, desde 1508 hasta 1523, primero como estudiante y luego como profesor. En el curso 1508-1509 completa su formación filosófica. Entre 1509 y 1513 hace los estudios de teología hasta la consecución del grado de bachiller. Entre 1513 y 1516 enseña artes o filosofía en la sede universitaria del Estudio General dominicano de Saint Jacques. En 1516 inicia la enseñanza de la teología en la cátedra universitaria para extranjeros en ese centro dominicano. Como broche de oro de su docencia, después de superar las requeridas y duras pruebas, el 24 de marzo de 1522 consigue la Licencia en Sagrada Teología y el 27 del junio siguiente la Laurea o Doctorado.. Finalizados sus estudios y su profesorado en París, los superiores hispanos le ordenaron la vuelta a su tierra.
M. Pelayo afirmó: “De Vitoria data la verdadera restauración de los estudios teológicos en España”. Su temple renovador le hizo sentir la urgencia de la restauración de la Teología y le proporcionó los medios para llevarla a cabo. Fue sensible a las aspiraciones del Renacimiento humanista, que alcanzaban también a la teología, trayendo consigo su renovación metodológica. Al regresar a España se enfrentó a una Teología carente de vida y ajena al Humanismo cultural. Buscará la revisión del método teológico. Con el interés Humanista del Renacimiento, quiere acercarse a las cuestiones humanas, desarrollando la parte práctica de la Teología. Con él se renuevan los procedimientos de enseñanza: utiliza un lenguaje sobrio y claro, que contrasta con las complicaciones de la Escolástica decadente. A partir de su enseñanza se hizo común la costumbre de copiar en el aula las explicaciones del profesor. Se formó una numerosa escuela de discípulos, que dan prueba de una sana independencia de juicio, y en ocasiones retocan posiciones del maestro o formulan lo que en él no había pasado una intuición.