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Sagot :
HOLA AMIWI... ESPRO K T SIRVA
AL MENOS TU NOMBRE
Cuando tú te fuiste apareció ella. Sólo me miró y yo la seguí. Sus labios eran dos delgadas líneas azuladas. Desapareció entre la gente. Al llegar al portal una mano me rozó el hombro, me di la vuelta y allí estaba ella. La invité a pasar con un gesto del brazo. Tenía la cara muy pálida. Subimos en ascensor los dos mirando al suelo. En silencio di tres vueltas a la llave y entramos a casa. Sin decir nada, me metí en mi habitación y me acosté. En dos semanas no hablamos. Me seguía a todas partes, intermitente, aparecía y desaparecía. Aprendí a reconocer su manera de andar, el modo en que respiraba a mi espalda y como tamborileaba con los dedos sobre la mesa de la sala en el silencio de la casa. Una mañana, me di la vuelta en la escalera y le espeté en voz alta: "Ya que vamos a estar juntos me podrías decir tu nombre por lo menos". Bajó los ojos y sin dejar de mirar sus zapatos granates dijo abriendo sus azulados labios: "Soledad".
AL MENOS TU NOMBRE
Cuando tú te fuiste apareció ella. Sólo me miró y yo la seguí. Sus labios eran dos delgadas líneas azuladas. Desapareció entre la gente. Al llegar al portal una mano me rozó el hombro, me di la vuelta y allí estaba ella. La invité a pasar con un gesto del brazo. Tenía la cara muy pálida. Subimos en ascensor los dos mirando al suelo. En silencio di tres vueltas a la llave y entramos a casa. Sin decir nada, me metí en mi habitación y me acosté. En dos semanas no hablamos. Me seguía a todas partes, intermitente, aparecía y desaparecía. Aprendí a reconocer su manera de andar, el modo en que respiraba a mi espalda y como tamborileaba con los dedos sobre la mesa de la sala en el silencio de la casa. Una mañana, me di la vuelta en la escalera y le espeté en voz alta: "Ya que vamos a estar juntos me podrías decir tu nombre por lo menos". Bajó los ojos y sin dejar de mirar sus zapatos granates dijo abriendo sus azulados labios: "Soledad".
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