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Sagot :
En la antigüedad había varias formas para mantener los alimentos congelados, o frescos, pero en general no se utilizaba este método como un método confiable de conservación.
Con respecto a los helados, de los que tengo noticia es de los helados que utilizaban los árabes de la península ibérica, que generalmente eran sorbetes de limón con miel. Su utilidad es que parecía que cortaba la digestión y permitía seguir comiendo durante varias horas en aquéllas largas comilonas que hacía la nobleza, no sólo la musulmana, sino también la cristiana, que la imitó.
Con respecto a los métodos de conservación, se utiliaba la desecación de alimentos, la salazón, las conservas en azúcar y en vinagre.
Con respecto a aparatos, bueno, no había, pero se hacían "fresqueras". Estas fresqueras se hacían de varias formas: se aislaba los alimentos en una canasta o cubo y se metía en unos agujeros hechos en tierra de la casa a unos 50cm como mínimo y se protegía de ratones, bichos, etc. en el lugar más fresco de la casa. O también en algún lago, pozo o manantial, protegido para que no se mojase la comida. La gente hacía sus casas orientadas a un determinado lugar según las características del clima: en el norte, con el frío, las casas se fabricaban orientadas al sur, y en el sur, en sitios calurosos, las casas se orientaban al norte, habían muchas ventanas que permitieran la correcta aireación, y se procuraba estar bajo la sombre de algún árbol. Incluso había pueblos enteros que a una determinada hora del mediodía se iban a dormir la siesta, y no se despertaban hasta que las peores horas de sol hubiese parado, sobre las 5 o 6 de la tarde.
En los campamentos juveniles todavía se siguen haciendo las famosas fresqueras en la tierra o el agua. Además, el agua se conservaba mucho más fresca porque se la metía en envases de cerámica, como los botijos, que son mucho más aislantes que las botellas de PET, desde luego...
También en general hay que decir que la comida se compraba más a menudo, y en su mayoría era la autóctona y de la estación. Sin embargo ahora comemos plátanos de sudamérica y cebollas de australia. Antes no. Si acaso, sólo las especias venían de fuera.
Un sistema que revolucionó la conservación de alimentos y permitió que se descubrieran y exploraran territorios helados (y calurosos) fueron las latas, que pesaban muchísimo (eran de metales muy gruesos, pesados y difíciles de abrir) a finales del s.XVIII, principios del s. XIX. Los alimentos congelados tal y como los conocemos hoy, así como los congeladores, son muy posteriores a los refrigeradores.
En la Europa del Norte se comían helados durante todo el año, no sólo en verano ( y se siguen comiendo en invierno allí), y con el frío no era difícil conservarlos. Claro que así se enfermaban nuestros ancestros con miles de intoxicaciones alimentarias, pues la falta de higiene y una mala conservación podían ser fatales. Aún hoy, en plena europa del siglo XXI, hay muchísima cantidad de intoxicaciones alimentarias, genralmente por la familia de las salmonellas, el botulismo en conservas de verduras y frutas en almíbar no hervidas posteriormente, mayonesas, huevos, etc
Con respecto a los helados, de los que tengo noticia es de los helados que utilizaban los árabes de la península ibérica, que generalmente eran sorbetes de limón con miel. Su utilidad es que parecía que cortaba la digestión y permitía seguir comiendo durante varias horas en aquéllas largas comilonas que hacía la nobleza, no sólo la musulmana, sino también la cristiana, que la imitó.
Con respecto a los métodos de conservación, se utiliaba la desecación de alimentos, la salazón, las conservas en azúcar y en vinagre.
Con respecto a aparatos, bueno, no había, pero se hacían "fresqueras". Estas fresqueras se hacían de varias formas: se aislaba los alimentos en una canasta o cubo y se metía en unos agujeros hechos en tierra de la casa a unos 50cm como mínimo y se protegía de ratones, bichos, etc. en el lugar más fresco de la casa. O también en algún lago, pozo o manantial, protegido para que no se mojase la comida. La gente hacía sus casas orientadas a un determinado lugar según las características del clima: en el norte, con el frío, las casas se fabricaban orientadas al sur, y en el sur, en sitios calurosos, las casas se orientaban al norte, habían muchas ventanas que permitieran la correcta aireación, y se procuraba estar bajo la sombre de algún árbol. Incluso había pueblos enteros que a una determinada hora del mediodía se iban a dormir la siesta, y no se despertaban hasta que las peores horas de sol hubiese parado, sobre las 5 o 6 de la tarde.
En los campamentos juveniles todavía se siguen haciendo las famosas fresqueras en la tierra o el agua. Además, el agua se conservaba mucho más fresca porque se la metía en envases de cerámica, como los botijos, que son mucho más aislantes que las botellas de PET, desde luego...
También en general hay que decir que la comida se compraba más a menudo, y en su mayoría era la autóctona y de la estación. Sin embargo ahora comemos plátanos de sudamérica y cebollas de australia. Antes no. Si acaso, sólo las especias venían de fuera.
Un sistema que revolucionó la conservación de alimentos y permitió que se descubrieran y exploraran territorios helados (y calurosos) fueron las latas, que pesaban muchísimo (eran de metales muy gruesos, pesados y difíciles de abrir) a finales del s.XVIII, principios del s. XIX. Los alimentos congelados tal y como los conocemos hoy, así como los congeladores, son muy posteriores a los refrigeradores.
En la Europa del Norte se comían helados durante todo el año, no sólo en verano ( y se siguen comiendo en invierno allí), y con el frío no era difícil conservarlos. Claro que así se enfermaban nuestros ancestros con miles de intoxicaciones alimentarias, pues la falta de higiene y una mala conservación podían ser fatales. Aún hoy, en plena europa del siglo XXI, hay muchísima cantidad de intoxicaciones alimentarias, genralmente por la familia de las salmonellas, el botulismo en conservas de verduras y frutas en almíbar no hervidas posteriormente, mayonesas, huevos, etc
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