Un aspecto que caracterizó grandemente a la cultura azteca fue su obsesión por la guerra. Para los aztecas, la guerra tenía mucha relevancia ya que para ellos era un honor pertenecer a la élite encargada de ejecutar acciones bélicas. La guerra estaba muy ligada a la religión y era una de las razones por las cuales peleaban: para hacer sacrificios a sus dioses y así obtener beneficios para sus cultivos u obtener victorias en sus batallas.
Además, era parte intrínseca de su cultura. Los niños desde el nacimiento eran destinados a ser guerreros y mientras crecían se les inculcaba el orgullo de ser un guerrero y era entrenado para no temer a la muerte porque era una muerte gloriosa.
Asimismo, por medio de la guerra lograban conquistar nuevos territorios, lo cual era algo esencial para ellos: ampliar su imperio. Gracias a su arte en la guerra, lograban destruir las ciudades a las que atacaban.
