me pueden ayudar a sacar la tesis de este texto
El mundo, un gran desconocido La cuestión de socorrer a las víctimas de conflictos armados hay que contemplarla desde la perspectiva de la solidaridad planetaria, que hoy vive sumida en una gran crisis. Se trata de una idea bastante reciente, pero que puede desarrollarse en el futuro. Nosotros tan sólo abarcamos un fragmento muy insignificante de la historia de la humanidad. El hombre, al fin y al cabo, se formó hace decenas de miles de años. Debido a que durante milenios hemos vivido en grupos pequeños, nuestra sensibilidad es capaz de activarse sólo ante un limitado grupo de personas. Hijos, padres, cónyuge, primos: he aquí los que despiertan nuestra sensibilidad. El siglo ‘XIX introdujo una nueva dimensión de la sensibilidad humana: la nacional. La aparición de sistemas de comunicación planetaria ha abierto ante nosotros la necesidad del surgimiento de una sensibilidad planetaria, cosa a la que nuestra cultura no se ha adaptado toda vía. El hombre común y corriente aún es incapaz de preocuparse por la hambruna de un Timor, por ejemplo. No hablo de individuos excepcionales (siempre los ha habido y siempre los habrá), sino de los seis mil millones de personas que conforman la comunidad de la Tierra. Debemos intentar encontrar dentro de nosotros esa idea, encontrarla y desarrollar la. Seria algo muy provechoso para toda la humanidad, y para nosotros mismos. La actitud paternalista de Occidente ante sociedades más débiles y pobres ha hecho que las elites del Tercer Mundo adoptasen una postura expectante. Occidente es hoy foro de discusiones en torno a la “mentalidad de ayuda” y a sus efectos psicológicos. Hay un grupo de personas de reconocido prestigio que afirma que la ayuda humanitaria no hace sino fomentar posturas mendicantes. Incluso hay quien opina que hay que abandonar al Tercer Mundo a su suerte, que sólo de esta manera podrán surgir y desarrollarse allí iniciativas propias. Lo que sucede es que los países del Tercer Mundo aún no están preparados para tomar las riendas de su destino. […]El individuo aprende deprisa. Las comunidades, en cambio, puesto que sólo aprenden de la experiencia acumulada, necesitan tiempo. La historia de Occidente está cargada de cambios y transformaciones que han obligado a nuestras sociedades á aprender deprisa. En África, donde el tiempo no se rige por el reloj, el aprendizaje exigirá mucho, muchísimo más tiempo. Tengamos presente, además, que hablamos de comunidades predominantemente analfabetas. Sin la escritura, el aprendizaje resulta extraordinariamente lento: simplemente, porque la memoria es mucho más corta. La mayoría de los hutus, por ejemplo, no sabe qué pasó hace treinta años, sólo porque ya están muertos los que se lo podrían contar. Ryszar Kapunsciski, El mundo de hoy, Anagrama
doy 10 puntos gracias