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Sagot :
Pues sí, seguimos con la semana especial que ha organizado Carmen y que está siendo sumamente interesante. Os recomiendo que os asoméis a todos los blogs que están participando porque no tienen desperdicio.
Pero es que hoy, además, es el día de Roald Dahl, un escritor muy especial para Matilda y para mí, que hoy habría cumplido nada más y nada menos que 96 años.
Como comprenderéis no podíamos dejar que este día pasara sin hablar de él en el blog y nos ha venido estupendamente que su día estuviera justo en medio de la Semana British. Hoy unimos una tierra que nos apasiona con un autor que, de un modo u otro, ayudó a la pequeña Matilda, la nuestra, a empezar a andar.
El año pasado le dedicamos una toda la semana a su vida y sus libros pero escribió tanto que, por suerte, aún tenemos mucho de que hablar.
Danny, el campeón del mundo es, como todos su libros, una mezcla de ternura, ingenio, crítica social, humor y diversión. La historia de cómo Danny se convierte en campeón del mundo y de su infancia al lado de su padre.
¿Campeón del mundo en qué? Me preguntaréis. Y yo os contesto: no, no, no, si os lo cuento ya no tiene emoción, tenéis que verlo vosotros mismos.
Danny y su padre viven en un viejo carromato a las afueras de un típico pueblito británico. Poseen una pequeña porción de tierra y en ella se asientan, su carromato, una gasolinera muy modesta y un taller mecánico. Como veis, no tienen mucho pero son felices y nos le hace falta más. Su vida transcurre apacible entre arreglos de vehículos, clases y cuentos pero una noche todo eso cambiará ya que, nuestro protagonista, descubrirá el oscuro secreto que guarda su padre. A partir de ahí comenzarán a ocurrir todas esas cosas que harán que Danny sea campeón del mundo.
Evidentemente no todos los libros de Roald Dahl me gustan igual, como todos, tengo mis favoritos, pero sí es cierto que siempre que leo una de sus obras me río, me emociono, aprendo y lo paso muy bien leyendo. Él dijo “quien no cree en la magia nunca la encontrará” y yo estoy totalmente de acuerdo con eso. Dahl creía en la magia y Matilda y yo también, por eso cada vez que leemos algo suyo descubrimos magia en sus palabras. Es una de las cosas que me admiran de este escritor, su capacidad de transmitir sentimientos y emociones.
Danny, el campeón del mundo mantiene la dinámica de la mayoría de sus libros, un texto fácil de seguir, ágil y muy ingenioso, aventuras disparatadas, un humor irreverente y sentimientos tan de todos nosotros como el amor entre padre e hijo, la rabia ante las injusticias o la emoción ante cosas nuevas. Y sus personajes son también característicos de sus obras, los buenos, que tiene cosas buenas y malas pero que consiguen que sean más importantes las buenas y los malos que, además de malos, son ridículos. Esto es algo que me gusta mucho, esa capacidad para mostrar que la gente malvada, la que no tiene nada bueno que ofrecer, no es más que una versión grotesca de lo que cree ser. Roald Dahl hace que veamos, en cierto modo, que estas personas que nos dan miedo tienen, a pesar de lo que ellos piensan, mucho menos que nosotros. Así, en sus historias siempre pierden, no puede ser de otra manera.
La crítica al sistema de enseñanza que el autor vivió está también, por supuesto, presente en este libro, acompañada de una moral relativa pero justa (ya lo hemos hablado, muy poco políticamente correcta) que es una de las cosas que le da emoción al texto.
Y cómo no, las situaciones inverosímiles y disparatadas, los comentarios graciosos y las escenas entrañables, forman parte del grueso de este libro. Danny es un niño muy especial, que tiene un padre muy especial con el que vivirá cosas muy especiales y que nos hará reír y emocionarnos como solo Roald Dahl sabe hacer.
Por supuesto, a estas letras les acompañan los inconfundibles dibujos de Quentin Blake para terminar de darle a la historia esa personalidad diferente y maravillosa.
Como curiosidad, os cuento que en este libro sale el Gran Gigante Bonachón que está de cumpleaños en este 2012. Cumple nada más y nada menos que 30 años. A mí me hizo mucha ilusión encontrarlo rondando el carromato de Danny ;)
Si aún no lo habéis leído, ya sabéis, con la mente abierta y muchas ganas de pasarlo bien, os está esperando en múltiples estanterías.
“Me apasiona enseñar a los niños a convertirse en lectores, a sentirse cómodos con un libro, no impresionados. Los libros no deberían asombrar, deberían ser divertidos, apasionantes y maravillosos; y aprender a ser lector significa una enorme ventaja”. ROALD DAHL.
Pero es que hoy, además, es el día de Roald Dahl, un escritor muy especial para Matilda y para mí, que hoy habría cumplido nada más y nada menos que 96 años.
Como comprenderéis no podíamos dejar que este día pasara sin hablar de él en el blog y nos ha venido estupendamente que su día estuviera justo en medio de la Semana British. Hoy unimos una tierra que nos apasiona con un autor que, de un modo u otro, ayudó a la pequeña Matilda, la nuestra, a empezar a andar.
El año pasado le dedicamos una toda la semana a su vida y sus libros pero escribió tanto que, por suerte, aún tenemos mucho de que hablar.
Danny, el campeón del mundo es, como todos su libros, una mezcla de ternura, ingenio, crítica social, humor y diversión. La historia de cómo Danny se convierte en campeón del mundo y de su infancia al lado de su padre.
¿Campeón del mundo en qué? Me preguntaréis. Y yo os contesto: no, no, no, si os lo cuento ya no tiene emoción, tenéis que verlo vosotros mismos.
Danny y su padre viven en un viejo carromato a las afueras de un típico pueblito británico. Poseen una pequeña porción de tierra y en ella se asientan, su carromato, una gasolinera muy modesta y un taller mecánico. Como veis, no tienen mucho pero son felices y nos le hace falta más. Su vida transcurre apacible entre arreglos de vehículos, clases y cuentos pero una noche todo eso cambiará ya que, nuestro protagonista, descubrirá el oscuro secreto que guarda su padre. A partir de ahí comenzarán a ocurrir todas esas cosas que harán que Danny sea campeón del mundo.
Evidentemente no todos los libros de Roald Dahl me gustan igual, como todos, tengo mis favoritos, pero sí es cierto que siempre que leo una de sus obras me río, me emociono, aprendo y lo paso muy bien leyendo. Él dijo “quien no cree en la magia nunca la encontrará” y yo estoy totalmente de acuerdo con eso. Dahl creía en la magia y Matilda y yo también, por eso cada vez que leemos algo suyo descubrimos magia en sus palabras. Es una de las cosas que me admiran de este escritor, su capacidad de transmitir sentimientos y emociones.
Danny, el campeón del mundo mantiene la dinámica de la mayoría de sus libros, un texto fácil de seguir, ágil y muy ingenioso, aventuras disparatadas, un humor irreverente y sentimientos tan de todos nosotros como el amor entre padre e hijo, la rabia ante las injusticias o la emoción ante cosas nuevas. Y sus personajes son también característicos de sus obras, los buenos, que tiene cosas buenas y malas pero que consiguen que sean más importantes las buenas y los malos que, además de malos, son ridículos. Esto es algo que me gusta mucho, esa capacidad para mostrar que la gente malvada, la que no tiene nada bueno que ofrecer, no es más que una versión grotesca de lo que cree ser. Roald Dahl hace que veamos, en cierto modo, que estas personas que nos dan miedo tienen, a pesar de lo que ellos piensan, mucho menos que nosotros. Así, en sus historias siempre pierden, no puede ser de otra manera.
La crítica al sistema de enseñanza que el autor vivió está también, por supuesto, presente en este libro, acompañada de una moral relativa pero justa (ya lo hemos hablado, muy poco políticamente correcta) que es una de las cosas que le da emoción al texto.
Y cómo no, las situaciones inverosímiles y disparatadas, los comentarios graciosos y las escenas entrañables, forman parte del grueso de este libro. Danny es un niño muy especial, que tiene un padre muy especial con el que vivirá cosas muy especiales y que nos hará reír y emocionarnos como solo Roald Dahl sabe hacer.
Por supuesto, a estas letras les acompañan los inconfundibles dibujos de Quentin Blake para terminar de darle a la historia esa personalidad diferente y maravillosa.
Como curiosidad, os cuento que en este libro sale el Gran Gigante Bonachón que está de cumpleaños en este 2012. Cumple nada más y nada menos que 30 años. A mí me hizo mucha ilusión encontrarlo rondando el carromato de Danny ;)
Si aún no lo habéis leído, ya sabéis, con la mente abierta y muchas ganas de pasarlo bien, os está esperando en múltiples estanterías.
“Me apasiona enseñar a los niños a convertirse en lectores, a sentirse cómodos con un libro, no impresionados. Los libros no deberían asombrar, deberían ser divertidos, apasionantes y maravillosos; y aprender a ser lector significa una enorme ventaja”. ROALD DAHL.
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