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Sagot :
En Antígona dos concepciones de la justicia entran en colisión y nos sitúa a cada uno de los posibles protagonistas como defensor incansable de un punto de vista. En un lado se sitúan las leyes del Estado, de la ciudad, que persiguen el mantenimiento del orden; en el otro, las normas religiosas, las leyes eternas dictadas por boca de los dioses.
Un Creonte defensor de la primera, obcecado, cree tener la razón cuando determina que Polinices no debe recibir sepultura, ya que ha luchado contra Tebas su ciudad natal. Por otro lado Antígona dice llevarse por las leyes divinas, y no cree que ningún mortal pueda tener tanto poder, para terciar por ellas negando sepultura, incapaz de percibir que en su firme postura, hay quizás, demasiado orgullo.
Antígona en esta desmesura peca de hybris cuya concepción como pecado atenta contra la moral griega, y “su medida en todas las cosas”, y decide dar a su hermano digno sepulcro, aunque en ello se le vaya la vida. Por otro lado Creonte, hombre soberbio, al que el poder no le deja ver más allá, no obtiene ningún beneficio en la putrefacción del cadáver de Polinice, excepto en lo que concierne a su propio disfrute, que cumple la función de la tragedia de mostrar que la hybris en este caso consigue tocar el goce.
Los dos parecen desconocer el temor y la compasión; pero el curso de los acontecimientos, es Antígona quien desconoce esas pasiones; Creonte las conoce, y en ese conocimiento, sitúa la falta, la división que se promueve desde la hamartía, traducible como error de juicio.
Error fatal el que comete Creonte pecando de hamartia, cegado y en provecho de librarse de un enemigo directo decide el final trágico de Antigona y arrastra con la decisión de darle muerte a su esposa Euricide y Hemon su hijo y heredero, solo llegados a este punto de la peripecia, Creonte se da cuenta de su grave error.
En la teoría trágica tradicional y en grosso modo, el destino de los héroes trágicos consiste en incurrir en la hybris, la desmesura, como consecuencia, padecer la hamartia, error fatal y precipitar así la metabolé, el giro en el guión por el que el héroe cae, por todos estos conceptos y una descarga pasional final de arrepentimiento, se completa la catarsis, convirtiendo a Creonte, en el primer candidato a héroe protagonista.
Un Creonte defensor de la primera, obcecado, cree tener la razón cuando determina que Polinices no debe recibir sepultura, ya que ha luchado contra Tebas su ciudad natal. Por otro lado Antígona dice llevarse por las leyes divinas, y no cree que ningún mortal pueda tener tanto poder, para terciar por ellas negando sepultura, incapaz de percibir que en su firme postura, hay quizás, demasiado orgullo.
Antígona en esta desmesura peca de hybris cuya concepción como pecado atenta contra la moral griega, y “su medida en todas las cosas”, y decide dar a su hermano digno sepulcro, aunque en ello se le vaya la vida. Por otro lado Creonte, hombre soberbio, al que el poder no le deja ver más allá, no obtiene ningún beneficio en la putrefacción del cadáver de Polinice, excepto en lo que concierne a su propio disfrute, que cumple la función de la tragedia de mostrar que la hybris en este caso consigue tocar el goce.
Los dos parecen desconocer el temor y la compasión; pero el curso de los acontecimientos, es Antígona quien desconoce esas pasiones; Creonte las conoce, y en ese conocimiento, sitúa la falta, la división que se promueve desde la hamartía, traducible como error de juicio.
Error fatal el que comete Creonte pecando de hamartia, cegado y en provecho de librarse de un enemigo directo decide el final trágico de Antigona y arrastra con la decisión de darle muerte a su esposa Euricide y Hemon su hijo y heredero, solo llegados a este punto de la peripecia, Creonte se da cuenta de su grave error.
En la teoría trágica tradicional y en grosso modo, el destino de los héroes trágicos consiste en incurrir en la hybris, la desmesura, como consecuencia, padecer la hamartia, error fatal y precipitar así la metabolé, el giro en el guión por el que el héroe cae, por todos estos conceptos y una descarga pasional final de arrepentimiento, se completa la catarsis, convirtiendo a Creonte, en el primer candidato a héroe protagonista.
Era una mujer que respetaba las leyes de los hombres, se sentía inferior a ellos.
Antígona era una mujer que luchó contra los hombres para lograr lo que quería. En cambio Ismene era una mujer que respetaba las leyes de los hombres, se sentía inferior a ellos. Antígona no se dejó llevar por la decisión de Creonte de no sepultar a su hermano Polinices; ella decide rebelarse en su contra a pesar de que en ese entonces las mujeres eran tratadas casi como esclavas.
Antígona era una mujer que luchó contra los hombres para lograr lo que quería. En cambio Ismene era una mujer que respetaba las leyes de los hombres, se sentía inferior a ellos. Antígona no se dejó llevar por la decisión de Creonte de no sepultar a su hermano Polinices; ella decide rebelarse en su contra a pesar de que en ese entonces las mujeres eran tratadas casi como esclavas.
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