El Humanismo tomó forma y se afianzó en el mismo período de tiempo: el Renacimiento.
El Renacimiento da a luz al Humanismo debido a la fuerte represión que parte de la humanidad atravesó durante la Edad Media. El castigo, la persecución y la condena fueron unas de los tantas acciones que las instituciones de poder, como la Iglesia, ostentaron para obligar a los ciudadanos a someterse a la voluntad y los estatus de lo que la Ley de Dios demandaba.
La historia declara que el estandarte del Renacimiento es la libertad de pensamiento para todas las formas de saberes y manifestaciones. Es por ello que, al ser un corriente del Renacimiento, el Humanismo le permitió al ser humano, volver a pensar y volver a crear por ello se extendió tan rápido desde su punto de origen. De manera que, la expansión del Humanismo se la podemos atribuir a la necesidad del hombre de superarse y dejar atrás las formas que le reprimían.
En tal sentido, el Humanismo encontró un vía práctica de introducirse en cada aspecto de la vida: las artes, la religión, la cultura, la sociedad y la educación. Rápidamente las academias y las universidades desecharon los viejos métodos religiosos de enseñanza e introdujeron la razón y la naturaleza, dando paso al fortalecimiento de las ciencias y todas sus disciplinas.
