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ensayo de la leyenda de yurupary

Sagot :

NTRODUCCION El canto de yurupary fue una leyenda basada en la mitología amazónica de los indios arawak en Colombia y Brasil. Es el poema heroico más importante desarrollado durante el periodo prehispánico, siendo uno de los pocos poemas que pervive en la geografía suramericana del Vaupés
La leyenda de Yurupary (ñe'engatú [juɾupaˈɾɨ]) es un relato mítico fundacional amazónico, dicha leyenda se conoce a partir del la transcripción hecha a partir de la versión relatada a finales del siglo XIX por el indio Maximiano José Roberto y traducida al italiano por el conde Ermanno St

LEYENDA DE YURUPARY* En el principio del mundo una terrible epidemia se desató entre los habitantes de la Sierra de Tenui exclusivamente a los hombres. Sólo se salvaron unos pocos viejos cansados y ya vencidos por los años, y un anciano payé**. Preocupadas por esto las mujeres, que veían la extinción de la raza en un futuro no muy lejano, ya que no había en la vecindad ningún pueblo al cual acudir para proveerse de lo que les faltaba, decidieron reunirse para ver si era posible encontrar solución a tal estado de cosas. En todos los rostros se veía consternación y sólo el viejo payé se mantenía sereno e imperturbable. Su ciencia, considerada para este caso impotente, no había sido consultada como era la costumbre. En las orillas del Lago Muypa, donde Seucy1 solía bañarse, tuvo lugar la reunión de las mujeres. Los pareceres más diversos y extraños se discutieron. Había quien proponía que trataran de rejuvenecer a aquellos viejos decrépitos, o que los arrojaran a los peces si la tentativa no daba resultado. Hubo incluso quien sugirió que se viera si las mujeres podían fecundarse entre ellas, y la discusión, animándose, se alargó hasta que fueron sorprendidas por Seucy que, como de costumbre, venía a bañarse. Sólo entonces descubrieron al viejo payé, tranquilamente sentado entre ellas, sin que ninguna pudiera decir ni cuándo ni cómo había llegado. Avergonzadas por haber sido sorprendidas in fraganti, quisieron huir, pero no pudieron; sus pies parecían clavados como piedras al suelo. Y el payé habló así: -Veo a mi pesar que nunca podrá encontrarse sobre la tierra