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Sagot :
El coyoterismo no se combate con operativos militares
Los cadáveres de ecuatorianos que aparecieron en las costas de Manabí, las lágrimas de hijos y padres que se quedaron en sus tierras con grandes deudas por pagar, y los sueños truncados de ecuatorianos que buscan mejores días son las historias que a diario se presentan el país.
La pobreza, la falta de empleo, la desatención al campo son los principales factores que mueven a miles de ecuatorianos a arriesgar sus vidas para alcanzar mejores días.
Todo esto se da a vista y paciencia de las autoridades y el gobierno, que nada hacen para detener la migración agresiva que se da en el país. Las autoridades pretenden terminar con el problema atacando las consecuencias y no las causas, se han implementado una serie de operativos que supuestamente deben controlar la salida ilegal de embarcaciones con migrantes, incluso se permite la violación de la soberanía nacional por parte de los marines gringos que controlan la Base de Manta pero la migración continúa.
Hoy se trata como delincuentes a los ecuatorianos que buscan salir del país, mientras las redes de coyotaje vinculadas a esferas de poder están protegidas. No se puede explicar que, a pesar de haber ocurrido varios accidentes motarles como el último en las costas de Manabí o como el del 13 de agosto de 2005, donde 94 emigrantes fallecieron de un total de 103 personas, no se tenga pistas de quienes manejan la red de coyotaje y por el contrario, este negocio ilegal se haya hecho más lucrativo, ya que el precio para salir del país subió de 8 mil dólares a 15 mil.
Pero además la forma de atraer a los “clientes” (léase víctimas) ha cambiado, los coyoteros deambulan libremente por las comunidades pobres de los sectores rurales del país, convenciendo a los campesinos de emigrar por vía marítima y de manera ilegal. La situación se agrava debido a que este delito goza de impunidad, nadie responde por los muertos, peor por los heridos y menos por los pobres ciudadanos perjudicados que están la borde la miseria, pagando a los chulqueros las deudas que adquirieron para lograr un sueño.
La migración no va a terminar implementando operativos militares anticoyotaje, ni anti migración; no se parará con la utilización de buques de guerra o aviones de exploración aereomarítima utilizados por la marina para detener los barcos que transportan a lo migrantes. La solución está en la generación de fuentes de empleo, en atender a las zonas rurales, promoviendo la agricultura, pues, es principalmente de este sector de donde salen los emigrantes. Los operativos militares solo conseguirán que los coyoteros aumenten el precio a su negocio y el número de víctimas sea mayor.
Los cadáveres de ecuatorianos que aparecieron en las costas de Manabí, las lágrimas de hijos y padres que se quedaron en sus tierras con grandes deudas por pagar, y los sueños truncados de ecuatorianos que buscan mejores días son las historias que a diario se presentan el país.
La pobreza, la falta de empleo, la desatención al campo son los principales factores que mueven a miles de ecuatorianos a arriesgar sus vidas para alcanzar mejores días.
Todo esto se da a vista y paciencia de las autoridades y el gobierno, que nada hacen para detener la migración agresiva que se da en el país. Las autoridades pretenden terminar con el problema atacando las consecuencias y no las causas, se han implementado una serie de operativos que supuestamente deben controlar la salida ilegal de embarcaciones con migrantes, incluso se permite la violación de la soberanía nacional por parte de los marines gringos que controlan la Base de Manta pero la migración continúa.
Hoy se trata como delincuentes a los ecuatorianos que buscan salir del país, mientras las redes de coyotaje vinculadas a esferas de poder están protegidas. No se puede explicar que, a pesar de haber ocurrido varios accidentes motarles como el último en las costas de Manabí o como el del 13 de agosto de 2005, donde 94 emigrantes fallecieron de un total de 103 personas, no se tenga pistas de quienes manejan la red de coyotaje y por el contrario, este negocio ilegal se haya hecho más lucrativo, ya que el precio para salir del país subió de 8 mil dólares a 15 mil.
Pero además la forma de atraer a los “clientes” (léase víctimas) ha cambiado, los coyoteros deambulan libremente por las comunidades pobres de los sectores rurales del país, convenciendo a los campesinos de emigrar por vía marítima y de manera ilegal. La situación se agrava debido a que este delito goza de impunidad, nadie responde por los muertos, peor por los heridos y menos por los pobres ciudadanos perjudicados que están la borde la miseria, pagando a los chulqueros las deudas que adquirieron para lograr un sueño.
La migración no va a terminar implementando operativos militares anticoyotaje, ni anti migración; no se parará con la utilización de buques de guerra o aviones de exploración aereomarítima utilizados por la marina para detener los barcos que transportan a lo migrantes. La solución está en la generación de fuentes de empleo, en atender a las zonas rurales, promoviendo la agricultura, pues, es principalmente de este sector de donde salen los emigrantes. Los operativos militares solo conseguirán que los coyoteros aumenten el precio a su negocio y el número de víctimas sea mayor.
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