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Sagot :
e coloca cronológicamente dentro de la segunda generación romántica llamada “generación del 80”.
Como era corriente en los escritores del siglo XIX, Mansilla pertenecía a una de las familias más encumbradas del país. Su abuelo había luchado y muerto en la defensa de Buenos Aires en 1806; y su padre, Lucio Mansilla había luchado en la Independencia y se había destacado en las luchas civiles del litoral. Ocupó la gobernación de Entre Ríos y alcanzó el grado de general, y a ejercer una diputación en el Congreso de 1824. Viudo, contrajo matrimonio con la hermana menor de Juan Manuel de Rosas, Agustina Ortiz de Rosas, joven de 15 años de notable belleza, que el 23 de diciembre de ese mismo año de 1831, dio a luz a Lucio Victorio.
El escritor era sobrino de Juan Manuel de Rosas, y vivió su infancia en Buenos Aires bajo la influencia del hombre más poderoso del país.
Enamorado de una de sus primas es enviado por su madre al asiento militar de su padre. Su padre lo instala en un saladero y decide que sea saladerista. Sorprendido leyendo El Contrato Social de Rousseau, su padre advierte estas inquietudes y comprende que su hijo no es un hombre para dirigir un saladero. A los 17 años emprende viaje a la India, donde se lo envía en viaje de negocios. Hizo de todo, menos los negocios que le encargaron. Viaja luego a Europa, visitando de paso Constantinopla. En París, que desde entonces será el centro de sus viajes y de sus preferencias, se dedica a la vida galante. Viaja a Londres. Corre el año de 1851 y llegan de Buenos Aires noticias inquietantes. Mansilla decide regresar.
A fines de 1851 está en Buenos Aires. Visita a su tío Rosas, y muy luego sobreviene Caseros. Su padre resuelve partir con sus hijos Lucio Victorio y Lucio Norberto al extranjero. Viajan hasta Río de Janeiro con Sarmiento. Se separan. Sarmiento sigue viaje hacia Chile y los Mansilla hacia París. Gastan el dinero a raudales, y regresan a Buenos Aires en agosto de 1852, dejando a Lucio Norberto en París, donde morirá trágicamente.
En Buenos Aires, Lucio cumple sus viejos sueños de amor con su prima de Chascomús, Catalina de Rosas y Almada. Contrae matrimonio con ella el 18 de setiembre de 1853.
En sus andanzas por Paraná, cruza a Santa Fe y se hace periodista. Vuelve a Paraná en 1857, y se hace cargo allí de El Nacional Argentino y dirige también las impresiones oficiales.
Agasaja a las personalidades de la Confederación, es secretario de Del Carril, vicepresidente del gobierno de Urquiza. Las fuerzas de Buenos Aires y la Confederación vuelven a enfrentarse en Pavón, y Mansilla se incorpora al ejército como “capitán de guerra”. El 17 de setiembre de 1861 actúa como subjefe del segundo batallón de las fuerzas de Buenos Aires, y el 28 de octubre es ascendido a capitán de línea.
Traduce obras del francés, y en 1864 prueba suerte en el teatro, con una pieza, Atar Gull o Una venganza africana. Insiste en el teatro con Una tía. Con su amigo íntimo Dominguito Sarmiento traduce París en América, de Laboulaye. Viaja a Chile, en 1864, con una misión diplomática, descuella en los salones elegantes de Santiago, y a su regreso estalla la guerra del Paraguay, en la que interviene alcanzando el grado de coronel. Simultáneamente siguió actuando como periodista, granjeándose la enemistad del ministro Gelly y Obes, que llega a acusarlo de “traidor”. En 1866 es herido en Curupaity, donde muere Dominguito, su amigo entrañable. Repuesto, Gelly y Obes lo envía con su batallón a sofocar una revuelta en Cuyo, que se apaga sin necesidad de que Mansilla intervenga. Regresa al Paraguay, donde interviene en la batalla de Humaitá. Sarmiento le escribe pidiéndole su amistad “en nombre de nuestro dolor común”. De regreso a Buenos Aires, trabaja para la candidatura de Sarmiento, de la que espera altos puestos. Pero Sarmiento no lo incluye en su gabinete, limitándose a restituirle su mando militar, que Gelly y Obes había terminado por quitarle. Parte a Río Cuarto como comandante de frontera, en el año 1886. Militar y diplomático ante las tribus de los indios Ranqueles, +
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Como era corriente en los escritores del siglo XIX, Mansilla pertenecía a una de las familias más encumbradas del país. Su abuelo había luchado y muerto en la defensa de Buenos Aires en 1806; y su padre, Lucio Mansilla había luchado en la Independencia y se había destacado en las luchas civiles del litoral. Ocupó la gobernación de Entre Ríos y alcanzó el grado de general, y a ejercer una diputación en el Congreso de 1824. Viudo, contrajo matrimonio con la hermana menor de Juan Manuel de Rosas, Agustina Ortiz de Rosas, joven de 15 años de notable belleza, que el 23 de diciembre de ese mismo año de 1831, dio a luz a Lucio Victorio.
El escritor era sobrino de Juan Manuel de Rosas, y vivió su infancia en Buenos Aires bajo la influencia del hombre más poderoso del país.
Enamorado de una de sus primas es enviado por su madre al asiento militar de su padre. Su padre lo instala en un saladero y decide que sea saladerista. Sorprendido leyendo El Contrato Social de Rousseau, su padre advierte estas inquietudes y comprende que su hijo no es un hombre para dirigir un saladero. A los 17 años emprende viaje a la India, donde se lo envía en viaje de negocios. Hizo de todo, menos los negocios que le encargaron. Viaja luego a Europa, visitando de paso Constantinopla. En París, que desde entonces será el centro de sus viajes y de sus preferencias, se dedica a la vida galante. Viaja a Londres. Corre el año de 1851 y llegan de Buenos Aires noticias inquietantes. Mansilla decide regresar.
A fines de 1851 está en Buenos Aires. Visita a su tío Rosas, y muy luego sobreviene Caseros. Su padre resuelve partir con sus hijos Lucio Victorio y Lucio Norberto al extranjero. Viajan hasta Río de Janeiro con Sarmiento. Se separan. Sarmiento sigue viaje hacia Chile y los Mansilla hacia París. Gastan el dinero a raudales, y regresan a Buenos Aires en agosto de 1852, dejando a Lucio Norberto en París, donde morirá trágicamente.
En Buenos Aires, Lucio cumple sus viejos sueños de amor con su prima de Chascomús, Catalina de Rosas y Almada. Contrae matrimonio con ella el 18 de setiembre de 1853.
En sus andanzas por Paraná, cruza a Santa Fe y se hace periodista. Vuelve a Paraná en 1857, y se hace cargo allí de El Nacional Argentino y dirige también las impresiones oficiales.
Agasaja a las personalidades de la Confederación, es secretario de Del Carril, vicepresidente del gobierno de Urquiza. Las fuerzas de Buenos Aires y la Confederación vuelven a enfrentarse en Pavón, y Mansilla se incorpora al ejército como “capitán de guerra”. El 17 de setiembre de 1861 actúa como subjefe del segundo batallón de las fuerzas de Buenos Aires, y el 28 de octubre es ascendido a capitán de línea.
Traduce obras del francés, y en 1864 prueba suerte en el teatro, con una pieza, Atar Gull o Una venganza africana. Insiste en el teatro con Una tía. Con su amigo íntimo Dominguito Sarmiento traduce París en América, de Laboulaye. Viaja a Chile, en 1864, con una misión diplomática, descuella en los salones elegantes de Santiago, y a su regreso estalla la guerra del Paraguay, en la que interviene alcanzando el grado de coronel. Simultáneamente siguió actuando como periodista, granjeándose la enemistad del ministro Gelly y Obes, que llega a acusarlo de “traidor”. En 1866 es herido en Curupaity, donde muere Dominguito, su amigo entrañable. Repuesto, Gelly y Obes lo envía con su batallón a sofocar una revuelta en Cuyo, que se apaga sin necesidad de que Mansilla intervenga. Regresa al Paraguay, donde interviene en la batalla de Humaitá. Sarmiento le escribe pidiéndole su amistad “en nombre de nuestro dolor común”. De regreso a Buenos Aires, trabaja para la candidatura de Sarmiento, de la que espera altos puestos. Pero Sarmiento no lo incluye en su gabinete, limitándose a restituirle su mando militar, que Gelly y Obes había terminado por quitarle. Parte a Río Cuarto como comandante de frontera, en el año 1886. Militar y diplomático ante las tribus de los indios Ranqueles, +
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