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Sagot :
De los cinco órganos de los sentidos, la vista y el oído, considerados como telerreceptores porque captan estímulos producidos a distancia, son los más relevantes para el ser humano. No obstante, la audición tiene una importancia muy especial, porque es la puerta de entrada del lenguaje, con lo que propicia el desarrollo del mismo en la persona que capta el de sus semejantes. Los niños aprenden a hablar oyendo y si su problema de audición es de nacimiento, no pueden desarrollar lenguaje, razón por la cual tienen una doble discapacidad: no reciben mensajes y no aprenden a elaborar los propios.
Al ser la audición el punto de partida de la principal característica distintiva del ser humano que es el lenguaje, su ausencia o su disminución implican consecuencias personales, familiares, sociales, educativas y culturales de gran importancia. Un niño que no oye, no solo no puede aprender a hablar, sino que tampoco puede apropiarse de la lectura y la escritura que es la base del desarrollo cultural. Un adulto que habiendo oído deja de tener esa función, presenta graves limitaciones de relación interpersonal que pueden afectar muy importantemente su vida personal en todos sus aspectos.
Oír es hablar. Hablar es la principal consecuencia funcional de la audición. Nadie aprende a leer y escribir si previamente no ha consolidado su código lingüístico oral. Por esto y más, la audición debe considerarse, sin lugar a dudas, como uno de los más grandes dones funcionales del ser humano.
Al ser la audición el punto de partida de la principal característica distintiva del ser humano que es el lenguaje, su ausencia o su disminución implican consecuencias personales, familiares, sociales, educativas y culturales de gran importancia. Un niño que no oye, no solo no puede aprender a hablar, sino que tampoco puede apropiarse de la lectura y la escritura que es la base del desarrollo cultural. Un adulto que habiendo oído deja de tener esa función, presenta graves limitaciones de relación interpersonal que pueden afectar muy importantemente su vida personal en todos sus aspectos.
Oír es hablar. Hablar es la principal consecuencia funcional de la audición. Nadie aprende a leer y escribir si previamente no ha consolidado su código lingüístico oral. Por esto y más, la audición debe considerarse, sin lugar a dudas, como uno de los más grandes dones funcionales del ser humano.
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