Sagot :
Industrialización por sustitución de importaciones
La industrialización por sustitución de importaciones (ISI), llamada también modelo ISI, es una estrategia o modelo económico adoptado en el territorio latinoamericano y en otros países en desarrollo con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial.
Dicho modelo se basa en los siguientes postulados:
Política industrial activa: subsidios y dirección del estado para la producción de sustitutos.
Barreras al libre comercio (proteccionismo): altos aranceles a la importación.
Política cambiaria o monetaria: tipo de cambio elevado.
De esta manera se crea en Latinoamérica la CEPAL; para la citada institución, la tendencia al deterioro de los términos de intercambio de los países en desarrollo (productores de bienes primarios) era causada por las características del progreso tecnológico y las condiciones socioeconómicas existentes tanto en los países ricos como en los países pobres del sistema capitalista mundial y citan las siguientes características:
El progreso técnico sustituye productos primarios por productos manufacturados, lo que ocasiona un descenso de la demanda por productos primarios y, por tanto, una disminución en los precios de los mismos.
El progreso técnico ocasiona que el producto final requiera menor cantidad de productos primarios, con efectos similares a los del primer punto.
La elasticidad-ingreso de la demanda por alimentos es menor que la unidad en los países avanzados, de tal manera que el crecimiento del ingreso implica un crecimiento menos que proporcional en su demanda.
Los países avanzados han establecido una política proteccionista sobre bienes primarios (estableciendo aranceles, cuotas y subsidios al comercio internacional).
Consecuencias positivas
Este modelo económico es considerado característico del período posterior a la crisis del 30 y hasta la primera mitad de los años 1970 en Latinoamérica. Tuvo especial auge en el período del populismo latinoamericano (años 1940 y años 1950), y en el de los gobiernos desarrollistas (años 1960). En algunos países, en la década de 1960, se logra avanzar en la segunda etapa de producción de bienes duraderos, se genera una nueva industria con tecnología moderna e inversión extranjera directa (IED) aunque muy dependiente de los insumos importados y dirigida al mercado interno. Algunos de sus logros parciales fueron:
Aumento del empleo local.
Estado de bienestar y garantías de protección al trabajador.
Baja dependencia de los mercados extranjeros.
Mejora de los términos de intercambio.
Nacimiento de sectores industriales nacionales, en especial la pequeña y mediana empresa.
Excedente de mano de obra calificada.
Temprana madurez del sector servicios, que llegó a proporciones similares a la de los países desarrollados.
Un alto nivel de empleo entre los jefes de familia, el desempleo afecta principalmente a mujeres y jóvenes que poseen menor calificación.
Por ejemplo en Argentina, los indicadores del mercado de trabajo para el período 1945-75 muestran que había alcanzado cierto grado de madurez que la hacían comparable a los países más desarrollados: elevada tasa de urbanización y empleo formal, alta participación de los asalariados en la Población Económicamente Activa, amplia difusión de la escolarización en la Población Económicamente Activa, desarrollo del sector servicios, a lo que habría que agregar, buen nivel de remuneraciones y cobertura de seguridad social.5
Consecuencias negativas
Si bien la mayoría de sus críticos reconocen que este modelo no sufrió problemas graves como los que se presentan en otras economías menos desarrolladas, las críticas a la estrategia Industrial de Sustitución de Importaciones tenían varios ejes:
Elevados precios de bienes manufacturados e inflación.
Deuda externa.
Saldos comerciales negativos.
Ineficiente asignación de recursos.
Muchas exportaciones seguían siendo de bienes primarios que seguían sujetos al deterioro de los términos de intercambio.
Una tasa de empleo inferior a la de otros países con el mismo nivel de desarrollo.
Presiones inflacionarias asociadas a la lucha por la distribución del ingreso en una economía de productividad media baja.
Estrechez del mercado interno que impedía aprovechar las economías de escala para bajar costos.
Falta de protagonismo nacional para hacer de la innovación tecnológica un dinamizador del sector industrial (alta dependencia de la inversión de empresas extranjeras).
Subsidio a empresas propició formación de monopolios.
El sector industrial no se preocupó por conquistar mercados externos, destinaba su producción al consumo interno y de esta forma requería de la producción primaria para conseguir las divisas para comprar bienes de capital; reproduciendo la relación de dependencia que el mismo modelo pretendía evitar.