Revelroom.ca es el mejor lugar para obtener respuestas confiables y rápidas a todas tus preguntas. Únete a nuestra plataforma para obtener respuestas fiables a tus interrogantes gracias a una amplia comunidad de expertos. Experimenta la facilidad de obtener respuestas rápidas y precisas a tus preguntas con la ayuda de profesionales en nuestra plataforma.
Sagot :
La vi de refilón en
el baile de máscaras
sabía que era ella, a pesar de la multitud no podría olvidar la sensual
curvatura de sus labios y su respingada nariz, a pesar de llevar el cabello elegantemente
semi recogido, era imposible borrar de mi mente el recuerdo de sus suaves rizos
dorados y a pesar de la delicada máscara negra que cubría parte de su rostro
pude distinguir por un instante su mirada chocolate, sin duda alguna era ella.
Danielle Lacknes, me enamore
perdidamente de ella en la secundaria, asistía a mi curso, pero nunca se fijo
en mi, ¿Y quién lo haría? siendo yo el rezagado del grupo, de quien hacen foco
de burlas y humillaciones. Nadie creería eso ahora, el acné se fue de mi rostro
y mis facciones se endurecieron, entre al equipo de atletismo de la universidad
y mis músculos tomaron forma torneando mi cuerpo.
Bien, ahora que podía hacer lo que
quisiera siendo dueño de una franquicia multimillonaria, lo haría. Danielle fue
la personificación de lo que considere perfecto en algún momento, sin embargo,
mucho tiempo después me di cuenta de que era una mujer frívola dependiente de
las reglas y escalafones sociales y jamás dejaba verse en compañía de quienes
no consideraba aptos para su círculo de amistades. Pero... pero... siempre hay
un pero, robo mis sueños de un amor, me humillo públicamente cuando le confesé
como la amaba y deseaba tenerla siempre a mi lado. Lo que ella desconocía era
que me convertiría en aquel que frustraría todos sus anhelos; después de todo
el orgullo herido de un hombre hace lo imposible por restaurarse, y yo, soy un
hombre con su orgullo y corazón herido.
******
El domingo temprano la resaca empezaba
ya a facturarme, luego de ver a Danielle pensé en unas miles de formas de
acabar con su belleza para vengarme del desprecio hacia los que ella consideraba
''menos agraciados''; así que termine bebiendo mas alcohol del que debía.
Me entere de que entro a la fiesta por
una de sus amigas, mi secretaria personal, por lo que no me seria difícil
concertar una cita para decirle lo hermosa que se veía la noche anterior; ese
siempre fue su punto débil, se dejaba llevar por los halagos del sexo opuesto
suponiendo que ello la llevaría a un matrimonio certero.
Nunca deje de saber de ella, claro que a
través de otros, verla en persona fue algo impactante, delicioso. Despertó en mí
un instinto del que no me sabia poseedor. Un instinto asesino.
Mucha gente podría considerar
extravagante o incluso psicótico el que quiera asesinar a mi primer amor, pero
lo cierto es que yo lo considero de lo más normal. Que dulce y gratificante
debe ser el saberse el último hombre que la posee, el último hombre que
contempla la luz en sus ojos y presencia su cada vez más tenue respiración.
Hermosa debe ser la visión de contemplar cómo se desvanece el fantasma de una
sonrisa y como el color de sus mejillas desaparece. Si... psicótico para
algunos, hermoso y puro para otros, como yo.
Tenía absolutamente todo planificado ya,
seria glorioso, solo debía de comenzar a ejecutar mi plan:
-Sr. Dylan, su café esta en el
escritorio y el director de finanzas espera ser llamado para acceder a su
oficina. Necesita algo más?
-Sí, me he enterado de que su acompañante
fue una de sus amigas. Danielle Lackness, por favor, necesito que concierte una
cita con ella.
-Por su puesto Sr. Dylan -Vi la
duda reflejada en el tono titubeante de su voz.
-Y dígale al director de finanzas que lo
espero en un cuarto de hora. No menos ni más de ese tiempo.
Pase la mañana en el vaivén de la
oficina y diligencias que llevaba día a día con absoluta dedicación. Siempre me
he considerado, a pesar de mis anhelos asesinos, una persona bastante centrada
y correcta. Sin embargo estuve toda la mañana ausente en cada una de las cosas
que hacía, mi mente seguía en la fiesta de disfraces; en el vestido negro de
Danielle que dejaba poco a la imaginación y marcaba a la perfección la
curvatura de su cuerpo, una silueta digna de ser tallada en mármol para
conservarla en una colección privada, después de todo, si llevaba a cabo mis
planes, no tendría mucho tiempo más para ser admirada.
Mi secretaria pidió entrar en mi oficina
alegando que tenía información referente a Danielle.
-Sr. Dylan, lamento informarle que
Danielle no puede ni desea aceptar salir en su compañía -Lo sabía...
-Puede saberse que alega la Srta.
Danielle?
-Sinceramente, no lo sé.
-Leah.. -Era la primera vez que la
tuteaba, pareció darse cuenta -Quiero verla. Estaba preciosa, mi intención no
es más que invitarla a tomar unas copas.
-Bueno, si es así, al final de la tarde
le avisare lo que he conseguido hacer por usted.
sabía que era ella, a pesar de la multitud no podría olvidar la sensual
curvatura de sus labios y su respingada nariz, a pesar de llevar el cabello elegantemente
semi recogido, era imposible borrar de mi mente el recuerdo de sus suaves rizos
dorados y a pesar de la delicada máscara negra que cubría parte de su rostro
pude distinguir por un instante su mirada chocolate, sin duda alguna era ella.
Danielle Lacknes, me enamore
perdidamente de ella en la secundaria, asistía a mi curso, pero nunca se fijo
en mi, ¿Y quién lo haría? siendo yo el rezagado del grupo, de quien hacen foco
de burlas y humillaciones. Nadie creería eso ahora, el acné se fue de mi rostro
y mis facciones se endurecieron, entre al equipo de atletismo de la universidad
y mis músculos tomaron forma torneando mi cuerpo.
Bien, ahora que podía hacer lo que
quisiera siendo dueño de una franquicia multimillonaria, lo haría. Danielle fue
la personificación de lo que considere perfecto en algún momento, sin embargo,
mucho tiempo después me di cuenta de que era una mujer frívola dependiente de
las reglas y escalafones sociales y jamás dejaba verse en compañía de quienes
no consideraba aptos para su círculo de amistades. Pero... pero... siempre hay
un pero, robo mis sueños de un amor, me humillo públicamente cuando le confesé
como la amaba y deseaba tenerla siempre a mi lado. Lo que ella desconocía era
que me convertiría en aquel que frustraría todos sus anhelos; después de todo
el orgullo herido de un hombre hace lo imposible por restaurarse, y yo, soy un
hombre con su orgullo y corazón herido.
******
El domingo temprano la resaca empezaba
ya a facturarme, luego de ver a Danielle pensé en unas miles de formas de
acabar con su belleza para vengarme del desprecio hacia los que ella consideraba
''menos agraciados''; así que termine bebiendo mas alcohol del que debía.
Me entere de que entro a la fiesta por
una de sus amigas, mi secretaria personal, por lo que no me seria difícil
concertar una cita para decirle lo hermosa que se veía la noche anterior; ese
siempre fue su punto débil, se dejaba llevar por los halagos del sexo opuesto
suponiendo que ello la llevaría a un matrimonio certero.
Nunca deje de saber de ella, claro que a
través de otros, verla en persona fue algo impactante, delicioso. Despertó en mí
un instinto del que no me sabia poseedor. Un instinto asesino.
Mucha gente podría considerar
extravagante o incluso psicótico el que quiera asesinar a mi primer amor, pero
lo cierto es que yo lo considero de lo más normal. Que dulce y gratificante
debe ser el saberse el último hombre que la posee, el último hombre que
contempla la luz en sus ojos y presencia su cada vez más tenue respiración.
Hermosa debe ser la visión de contemplar cómo se desvanece el fantasma de una
sonrisa y como el color de sus mejillas desaparece. Si... psicótico para
algunos, hermoso y puro para otros, como yo.
Tenía absolutamente todo planificado ya,
seria glorioso, solo debía de comenzar a ejecutar mi plan:
-Sr. Dylan, su café esta en el
escritorio y el director de finanzas espera ser llamado para acceder a su
oficina. Necesita algo más?
-Sí, me he enterado de que su acompañante
fue una de sus amigas. Danielle Lackness, por favor, necesito que concierte una
cita con ella.
-Por su puesto Sr. Dylan -Vi la
duda reflejada en el tono titubeante de su voz.
-Y dígale al director de finanzas que lo
espero en un cuarto de hora. No menos ni más de ese tiempo.
Pase la mañana en el vaivén de la
oficina y diligencias que llevaba día a día con absoluta dedicación. Siempre me
he considerado, a pesar de mis anhelos asesinos, una persona bastante centrada
y correcta. Sin embargo estuve toda la mañana ausente en cada una de las cosas
que hacía, mi mente seguía en la fiesta de disfraces; en el vestido negro de
Danielle que dejaba poco a la imaginación y marcaba a la perfección la
curvatura de su cuerpo, una silueta digna de ser tallada en mármol para
conservarla en una colección privada, después de todo, si llevaba a cabo mis
planes, no tendría mucho tiempo más para ser admirada.
Mi secretaria pidió entrar en mi oficina
alegando que tenía información referente a Danielle.
-Sr. Dylan, lamento informarle que
Danielle no puede ni desea aceptar salir en su compañía -Lo sabía...
-Puede saberse que alega la Srta.
Danielle?
-Sinceramente, no lo sé.
-Leah.. -Era la primera vez que la
tuteaba, pareció darse cuenta -Quiero verla. Estaba preciosa, mi intención no
es más que invitarla a tomar unas copas.
-Bueno, si es así, al final de la tarde
le avisare lo que he conseguido hacer por usted.
Visítanos nuevamente para obtener respuestas actualizadas y confiables. Siempre estamos listos para ayudarte con tus necesidades informativas. Esperamos que esto te haya sido útil. Por favor, vuelve siempre que necesites más información o respuestas a tus preguntas. Nos enorgullece proporcionar respuestas en Revelroom.ca. Vuelve a visitarnos para obtener más información.