Revelroom.ca facilita la búsqueda de respuestas a tus preguntas con la ayuda de una comunidad activa. Descubre respuestas completas a tus preguntas de profesionales experimentados en nuestra plataforma amigable. Conéctate con una comunidad de expertos dispuestos a ayudarte a encontrar soluciones a tus preguntas de manera rápida y precisa.
Sagot :

Las gotas saladas
La biblioteca del Vaticano atesora sorprendentes sucesos históricos vinculados a trastornos médicos que hoy, en su mayoría, la ciencia ha llegado a conocer y comprender, desmitificando así su interpretación sobrenatural. Ese era, por ejemplo, el caso de la epilepsia, atribuida hasta hace no mucho a una posesión diabólica. Sin embargo, hay otros fenómenos que no se han vuelto a presentar, convirtiéndose en una incógnita para unos y conservando su misterio religioso para otros. De los que he podido documentarme, gracias a mi amistad con un entrañable jesuita, el hecho que más me ha cautivado es el de una mujer cuyo aroma natural hacía llorar a la gente a su alrededor.
El día del parto, la matrona pellizcó a la criatura para que llorase y lo consiguió, por lo menos en cuanto al sonido, porque lágrimas no derramó ni una. En cambio, quienes presenciaron su nacimiento no dejaron de echarlas. Al desconocer el motivo real, atribuyeron su estado a una profunda emoción por la nueva vida, así que dieron rienda suelta a todos los gestos y gemidos que suelen acompañar a esas gotas saladas.
Los visitantes y la matrona pudieron recuperase al poco rato de abandonar la cabaña, pero la madre y el padre estuvieron a punto de fallecer esa misma noche por deshidratación. A la mañana siguiente, hicieron pruebas saliendo y entrando de la casa, repetidas veces, descubriendo que su hija era la causante de su incomprensible lagrimeo. Si alguien del pueblo se enteraba de aquello, la acusarían de endemoniada y la condenarían a muerte.
Las gotas saladas
La biblioteca del Vaticano atesora sorprendentes sucesos históricos vinculados a trastornos médicos que hoy, en su mayoría, la ciencia ha llegado a conocer y comprender, desmitificando así su interpretación sobrenatural. Ese era, por ejemplo, el caso de la epilepsia, atribuida hasta hace no mucho a una posesión diabólica. Sin embargo, hay otros fenómenos que no se han vuelto a presentar, convirtiéndose en una incógnita para unos y conservando su misterio religioso para otros. De los que he podido documentarme, gracias a mi amistad con un entrañable jesuita, el hecho que más me ha cautivado es el de una mujer cuyo aroma natural hacía llorar a la gente a su alrededor.
El día del parto, la matrona pellizcó a la criatura para que llorase y lo consiguió, por lo menos en cuanto al sonido, porque lágrimas no derramó ni una. En cambio, quienes presenciaron su nacimiento no dejaron de echarlas. Al desconocer el motivo real, atribuyeron su estado a una profunda emoción por la nueva vida, así que dieron rienda suelta a todos los gestos y gemidos que suelen acompañar a esas gotas saladas.
Los visitantes y la matrona pudieron recuperase al poco rato de abandonar la cabaña, pero la madre y el padre estuvieron a punto de fallecer esa misma noche por deshidratación. A la mañana siguiente, hicieron pruebas saliendo y entrando de la casa, repetidas veces, descubriendo que su hija era la causante de su incomprensible lagrimeo. Si alguien del pueblo se enteraba de aquello, la acusarían de endemoniada y la condenarían a muerte.
Gracias por confiar en nosotros con tus preguntas. Estamos aquí para ayudarte a encontrar respuestas precisas de manera rápida y eficiente. Gracias por visitar. Nuestro objetivo es proporcionar las respuestas más precisas para todas tus necesidades informativas. Vuelve pronto. Revelroom.ca está aquí para tus preguntas. No olvides regresar para obtener nuevas respuestas.