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Sagot :
Respuesta:
El viaje del agua que consumimos desde sus fuentes hasta el grifo es largo, y no es algo en lo que pensemos mucho. Por lo que atañe a la mayoría de nosotros, el agua se origina en lo alto de las montañas, a cientos de kilómetros de distancia. Desde allí, el agua fluye atravesando parajes naturales y tierras agrícolas hasta que parte de ella se canaliza por tuberías que trasladan el agua hasta nuestros grifos y a diversas empresas. Solemos pensar que esas tuberías son nuestra principal infraestructura hídrica, pero las tierras de la parte alta de la cuenca hidrográfica desempeñan un papel clave a la hora de captar, almacenar y trasladar nuestra agua. Si conservamos estas tierras, podremos proteger mejor nuestra agua y generar beneficios adicionales para las personas y la naturaleza.
En la actualidad, aproximadamente el 40% de las tierras de las cuencas hidrográficas urbanas de las mayores ciudades del mundo muestran niveles de degradación de altos a moderados. Esta degradación afecta la calidad y fiabilidad presentes y futuras de los flujos de agua. Pero si invertimos en la naturaleza, podremos reducir estos impactos.
Un nuevo informe publicado por The Nature Conservancy, Más allá de la fuente: los beneficios ambientales, económicos y comunitarios de la protección de las fuentes de agua [Beyond the Source: The environmental, economic and community benefits of source water protection], muestra que la protección de los bosques, la reforestación y el uso de cultivos de cobertura pueden ayudar en cuatro de cada cinco de las 4000 ciudades analizadas a reducir de manera significativa la contaminación por sedimentos y nutrientes en los cursos de agua. Para una de cada seis ciudades analizadas en el informe, el costo de implementación de las actividades de protección de las fuentes de agua podría recuperarse simplemente gracias al ahorro en los gastos anuales de tratamiento del agua. En la mitad de las ciudades analizadas, estas actividades podrían llevarse a cabo por un costo aproximado de dos dólares al año por persona.
Estas soluciones basadas en la naturaleza también llevan aparejados otros beneficios, entre ellos mejorar la salud y el bienestar de las personas, preservar la biodiversidad, captar y almacenar carbono y fortalecer la resiliencia climática de las comunidades. Cuando las ciudades suman el valor de estos beneficios adicionales a los ahorros conseguidos en los gastos de tratamiento del agua, pueden obtener un valor aún mayor.
Maximizar los beneficios de las actividades de conservación requerirá de acción colectiva. Los fondos de agua, que permiten a los usuarios del agua de la parte baja de la cuenca hidrográfica invertir conjuntamente en la conservación y restauración de las tierras de la cuenca alta, son un exitoso mecanismo para asegurar la mejora de la calidad del agua y, en algunos casos, disponer de caudales más fiables.
Por ejemplo, en Nairobi, Kenia, los altos niveles de sedimentos en el río Tana debidos a la escorrentía agrícola y al desarrollo en las montañas impulsaron la creación del primer fondo de agua de África. Los socios en el Fondo de Agua del Alto Tana-Nairobi invierten conjuntamente para proporcionar a los agricultores de la cuenca alta la formación, los recursos y los equipos que necesitan para ayudar a mantener la buena salud del río, conservar el agua y cosechar los beneficios de un mayor rendimiento en sus cultivos y estabilidad en su producción. El fondo también prevé aportar beneficios a la parte baja de la cuenca, entre ellos la mejora del rendimiento hídrico y la reducción de los sedimentos en el río. Un análisis estructural del fondo de agua mostró que incluso según cálculos conservadores, las intervenciones escogidas en la cuenca hidrográfica podrían ofrecer un retorno promedio sobre la inversión de dos a uno, a lo largo de 30 años. Durante un reciente viaje a Kenia, los inversores y participantes en el fondo de agua expresaron un mensaje claro: llevar a cabo este trabajo redunda en su beneficio. Cuidar la tierra garantizará la longevidad de la comunidad agrícola y creará un futuro hídrico más sostenible en toda la cuenca.
A medida que crecen las ciudades y las poblaciones, y el cambio climático añade una presión excesiva sobre los sistemas de agua dulce vulnerables, mantener la salud de las tierras en torno a nuestras fuentes de agua resultará cada vez más vital para el futuro de nuestra seguridad hídrica. Al invertir en la naturaleza, también invertimos en nuestro futuro
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