Razón una: Las precauciones de los romanos
Los líderes religiosos en Israel sabían que Jesús había predicho que sería resucitado de entre los muertos y se presumía que sus discípulos intentarían robar su cuerpo con el fin de fabricar una mentira sobre él, por lo que pidieron a los romanos que tomaran precauciones adicionales en la vigilancia de la tumba de Jesús para evitar que esto sucediera.
Mateo 27:64 Por lo tanto, le pedimos que selle la tumba hasta el tercer día. Eso impedirá que sus discípulos vayan y roben su cuerpo, y luego le digan a todo el mundo que él resucitó de los muertos. Si eso sucede, estaremos peor que al principio.
Los romanos pusieron una guardia de 10-30 soldados para vigilar la tumba de Jesús con sus vidas, si fallaban, serían ejecutados por no cumplir con sus deberes. Esta era una práctica común y explica por qué el carcelero de Filipos saca su espada para matarse en Hechos 16, pensando en todos los prisioneros de su cárcel habían escapado (Hechos 16:25-28). Además, colocaron una piedra grande y el sello romano sobre la entrada de la tumba. La piedra impedía que alguien entrara o saliera de la tumba, y si de alguna manera alguien la abría, rompía el sello significaba recibir un castigo con pena de muerte.
Es improbable que los pescadores, cobradores de impuestos, y otras personas comunes que siguieron a Jesús tuvieran el equipo, fuerza y habilidad para vencer a una guardia de romanos bien capacitados y armados – sobre todo porque sabían de la controversia en torno a Jesús y habrían estado en alerta máxima. Es poco probable que el cuerpo muerto de Jesús fuera robado, a pesar del intento de los líderes religiosos para demostrar que si en Mateo 28:12-14.
