SEGUNDA FOTOGRAFÍA
El rostro en la segunda fotografía era tan diferente que causaba sorpresa. Era de la época de
estudiante. No se podía apreciar si de secundaria o ya estaba en la universidad, pero era un
muchacho extraordinariamente apuesto. Mas, de nuevo, acontecía algo extraño: no daba la
impresión de tratarse de un ser vivo. Iba vestido con un uniforme, de cuyo bolsillo delantero
asomaba un pañuelo blanco, y estaba sentado en un sillón de mimbre con las piernas cruzadas.
También sonreía, pero esta vez no era el rostro arrugado de un mono sino que mostraba una
sonrisa inteligente. Sin embargo, era distinta a la sonrisa de un ser humano. ¿Cómo decirlo? Le
faltaba el peso de la sangre, la aspereza de la vida. No producía el efecto de tener sustancia; no
tenía ni el peso de un pájaro, apenas el de una pluma. Era una simple hoja de papel blanco con
una sonrisa por completo artificial. Utilizar los adjetivos pedante, frívolo, falso, sería poco. Y, por
supuesto, tampoco servía el término dandismo. No obstante, mirándolo bien, este guapo
estudiante producía una sensación horripilante, de mal agüero. Nunca he visto a un muchacho tan
bien parecido con un aspecto tan peculiar.
Me ayudann es hacer un dibujo con esta descripción