comenzó motivada por razones económicas y estratégicas. Por un lado las económicas a causa de la merma en las ganancias en el comercio con el Oriente y las posibilidades mercantiles del árbol de brasil, de cuya corteza se producía un tinte rojo usado para teñir textiles. Y entre las razones estratégicas, la principal era combatir las ambiciones españolas ofrancesas por este territorio.
En 1530, la corona portuguesa expulsó a los franceses que rodeaban las costas del Brasil, ya que eran tierras que pertenecían a Portugal desde 1500.
En 1533, el rey de Portugal, Juan III, dividió el territorio de Brasil en 13 franjas o capitanías, de 150 millas de ancho cada una, lo que influyó en el carácter privado de la colonización portuguesa. Estas capitanías fueron repartidas u otorgadas a nobles portugueses de forma vitalicia y hereditaria a fin de obtener el mayor rendimiento con el mínimo de costos para la metrópoli. Los nobles que recibieron las mismas se comprometieron a evangelizar a los aborígenes, reclutar colonos y desarrollar económicamente la capitanía.