Respuesta:
Puede que esta escena te sea familiar, porque tú mismo la has vivido en el pasado. La profesora formula una pregunta en clase. Estás convencido de que tienes la respuesta, levantas la mano y contestas con mucha seguridad. Inmediatamente, te hace saber que te has equivocado. No era la respuesta correcta.
En el mejor de los casos, pasa al siguiente estudiante; en el peor, hace un comentario poco afortunado. Si alguna vez te ha sucedido: ¿recuerdas cómo te sentiste en ese momento? Quienes podemos recordarlo, usamos términos como humillación, vergüenza o deseos de desaparecer ante el error. Puede que haya sido momentáneo, y esos sentimientos no hayan dejado huella. Pero también cabe la posibilidad, sobre todo si la respuesta de tu profesora fue vergonzante o poco alentadora, de que inconscientemente hayas decidido dejar de arriesgar.